sábado, 30 de agosto de 2014

Miedos

La inseguridad nace de la desconfianza de las propias capacidades. Quien no arriesga, no perderá, pero tampoco ganará jamás.

Si decidimos quedarnos en casa por miedo a lo que pueda pasar fuera, nos estaremos negando a nosotros mismos las ilimitadas posibilidades de alcanzar nuestras metas y disfrutar de cada reto que se presente.

He conocido a muchos sumisos que se morían de miedo a la hora de conocerme en persona, no ya en una sesión, sino incluso tomando un café en un lugar público o acudiendo a un evento. Muchos de ellos jamás dieron el paso, pero otros, los que consiguieron reunir el valor para acudir a una cita, no sólo no se arrepintieron, sino que se sintieron satisfechos de dos cosas: de conocerme y de vencer sus miedos.

En cualquier acción se pueden plantear contratiempos, conseguir superarlos es cuestión de actitud. Se puede cambiar inseguridad por entusiasmo, es más fácil de lo que parece pues, una vez superados los temores, tras esa barrera podemos encontrar cosas y personas apasionantes.

¿De cuáles eres tú, de los que se esconden o de los que viven?

No hay comentarios:

Publicar un comentario