Rasgos

Buscamos emociones intensas, ese "algo más" que no encontramos en el mundo vainilla. Para unos es suficiente una relación convencional, pero otros necesitamos ir más allá del almíbar y las tartas de manzana.

Cuando no conocía la existencia de algo llamado FemDom intentaba sofocar mis instintos y acababa pensando que era un bicho raro, pues el comportamiento de las mujeres de mi entorno era muy diferente al mío y mis gustos eran escandalosos para ellas (y no sólo en el ámbito sexual).

Hay varias anécdotas en mi adolescencia que ocultaba celosamente pues me rondaba ese resquemor de ser "distinta" (y más teniendo en cuenta que eran otros tiempos, pues hoy en día las cosas han evolucionado).

Por ejemplo, al salir del comedor del instituto, solía encerrar a uno de mis compañeros de estudios en los servicios. Sin oponer resistencia me seguía a todas partes sonriendo y era mi cómplice en la disciplina física que allí le imponía casi cada día. Salía de allí sudando, pero relajada y feliz, camino de las clases de la tarde, donde borraba de mi mente todo el episodio.

¿Sádica precoz? Definitivamente sí, pues hay muchas otras anécdotas anteriores y posteriores que, si hubiera tenido un poco más de información, no me habrían causado los conflictos internos que tenía por aquél entonces.

Y hoy, sin rastro de resquemores, aceptándome a mi misma tal cual soy y disfrutando de ello, sigo buscando esa intensidad en cada una de mis relaciones. Respeto otras preferencias, pero yo no tengo ninguna relación puramente vainilla desde hace años, elegí vivir lo que soy porque es como realmente me siento bien.